Días después de que un perrito fue lanzado al estero el infiernillo de Mazatlán, al responsable le hicieron lo mismo.
Una tarde un grupo de jóvenes frente a la colonia Libertad se encontraban en las orillas de ese cuerpo de agua emblemático cuando a lo lejos lo vieron.
Uno de ellos comenzó a grabar con su teléfono celular, otro le pregunta si ya está grabando y lo llaman, pero no se acerca a ello.
Entonces corren detrás de él, lo alcanzan y entre dos lo agarran para llevarlo hasta el estero y le dicen que es por el perrito.
En menos de un minuto lo avientan al charco y va a dar a unos metros de distancia de la orilla. Les dice culeros, en respuesta a la acción que cometieron en su contra.
Pero el no tuvo que nadar con el animalito, se puso de pie y salió con toda facilidad.